domingo, 13 de junio de 2010

La que se formó en el bus!!


Me encontraba de camino a la re
sidencia como tantos otros lunes de este año académico. Era lunes por la mañana sobre la una y media, aproximadamente, y me encontraba sentado en el autobús de Tussan que realiza el recorrido de la linea 30.

Como todos o casi todos sevillano, así como aquellos que no lo son, conocen que el 30 o 31 va dirigido hacia la zona sur de Sevilla. Se trata de Polígono Sur, un barrio en trasformación social y con grades problemáticas, pero no tantas como prejuicios que existen sobre este barrio.
Retomándonos a la historia que cuento, subido en el autobús se subieron personas muy bien vestidas y arregladas, a mi parecer, y ojearon con "tono de superioridad" a un grupo de personas que presentaban rasgos gitanos. En ese momento pensé sobre la posibilidad de que alguien se subiera al autobús 30 o 31 y no miraran de forma despectivo nadie a nadie. ¿CUANDO OCURRIRÁ? ¿Cuando dejaran de ser excluidos y prejuzgado negativamente las personas que residen en Polígono Sur?

Bien, pero esta no era la historia que venia a contaros hoy; la historia es otra completamente distinta. Una vez adentrado en su recorrido, a mitad de este en una parada que realiza el autobús se sube un señor con ropas, a mi parecer, sucias y pocos higiénicas.
Este señor se montó en el autobús y se dirigió hacia la mitad de este sin haber pagado al conductor el tique correspondiente. El conductor no arrancó, evidentemente, porque esta persona no pagó. Todos se pensaba, incluso yo, que aquel hombre quería viajar sin pagar el billete pero pronto supimos que no; puesto que lo que observaba era si procedía el 31 atrás de éste. Y así era, el 31 venía detrás y el señor se bajó y se fue hacia la otra línea.

Posteriormente a esto surgieron diversas posiciones acerca de este señor. A continuación resumo de manera muy esquemática todas ellas:

1. Aquel señor, con rasgo gitanos, que presentaba buena manera de ser y de saber estar. Conocía que venía de Huelva porque anteriormente se lo comunicó a un amigo suyo situado delante mía. Este señor, repito con apariencia gitana, situada detrás mía fue quien comenzó con la discusión en torno al hombre que se subió con anterioridad.
Él afirmaba que era un "drogadicto en toda regla" porque se dirigía al barrio para comprar drogas. Continuaba diciendo que no tenía dinero porque se lo gastaba todo en ello y por eso no quería pagar el autobús.
He aquí dos prejuicios claros: uno en primer lugar que se ataca a toda persona "mal vestida" como drogadicto y el otro sobre el barrio Polígono Sur entendido solo como una fuente de creación de drogas. Es cierto que dicha zona presenta altos grados de personas consumidoras de drogas pero no por ello todas las personas que acudan a él debe de ser para realizar esta actuación.

Desde esta posición se conocían los recursos existentes para el tratamiento de las personas toxicómanas. De hecho comentaba la actuaciones que realizaba proyecto hombre y que en anteriores entradas expusimos. Debido a estos recursos, se mantenía firme en su posición, y comentaba que no se le debe de dar dinero cuando piden porque se lo gastan en drogas y así no se cura.

Sin ir más allá lo tachó de "inbecil", "inutil", "acomodao" y "flojo"

2. Tras estas afirmaciones surgieron personas mayores a las cuales le daba "lástima" de la situaciones de todos aquellos drogadictos. Entendían la drogadicción como una enfermedad de la cual no se podía curar. Y por ello se le debía atender asistencialmente dándoles dinero.

3. No tardaron en aparecer aquellas señoras que apoyaban a la primera posición y decían literalmente "Pena, no señora, que ellos saben lo que hacen. Y hoy hay muchos sitios que lo curan. Hay esta esa asociación (no dijo el nombre) que vienen en Febrero y se lo llevan y lo curan". Estas personas conocían de la existencia de algunas asociaciones pero no dijo ningún nombre.
Al igual que el primero mantenía la afirmación de que no se le debe de dar dinero. "Es que no quieren comida, porque yo le doy pan y chorizo y no me lo cogen. PUES DINERO NO LE DOY", decían con total firmeza.

4. Por último, surgió la opinión de un joven que llevaba su maleta de viaje y una guitarra. Este no se pronunció hasta que no fue a bajarse del autobús, y le comunicó al primer señor (puestos que las demás señoras se habían bajado): "Ese imbecil es una persona como tú, como yo y el resto de personas. Su problemática es la drogadicción y todos debemos luchar contra ella. Pero no le debes insultar en ningún momento y menos tener una posición de superioridad".
En cuanto se bajó el primer señor no tardó en denominarlo "carajote" que no conoce los recursos ni sabe el barrio en el que EL vive.

Tras todo este repertorio de posiciones debo concluir varios aspectos. En primer lugar que el primer señor que aparecía aparentar buenas manera de ser y de estar no lo fue; por lo que una vez mas se cumple el reflán: "las apariencias engañan".
En segunda lugar los prejuicios que anteriormente ya comuniqué; toxicómano/a=viste mal, y a Polígono Sur se va para comprar drogas.
Además, de la realidad que nos encontramos en la calle, la multitud de posiciones que nos podemos encontrar. Este el fin último de esta entrada establecer las ideologías que surgen dentro de la realidad social acerca de las personas con drogadicción.

Como vimos en su respectiva entrada se trata de un colectivo que cuenta con mayor número de recursos e incluso donde la figura del Educador Social está mas consolidada. Sin embargo, aun en la mente de muchas personas reflejan prejuicios desvaloratios y peyorativos con este colectivo. Por ello quiero comunicar que la intervención a realizar y la erradicación del problema sobre la dorgadicción no solo recae en ofrecer recursos sino también de conciencias y sensibilizar al resto de la población acerca de este colectivo; presentándole sus problemáticas y sus consecuencias.

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